Quiénes somos
Somos una institución editorial del Estado mexicano que edita y promueve obras de la cultura mexicana, iberoamericana y universal. Nuestro quehacer es la creación, el debate y la transmisión de las ideas en los diferentes campos del saber y, a la vez, la formación de lectores, estudiantes y profesionales. Trabajamos para consolidar la identidad de la región e integrar una agenda pública, cultural y científica iberoamericana, con un amplio sentido social y para todas las edades.
Nuestra historia en el Perú comenzó a fines de los cincuenta del siglo pasado, cuando el entonces director, Arnaldo Orfila Reynal, le encargó a la escritora Magda Portal la distribución de los libros del FCE en el país. A comienzos de 1961 Portal encontró un espacio ideal en la tercera cuadra del jirón Apurímac, en el centro de Lima, e instaló una pequeña oficina y la primera librería local. Esa época inicial del Fondo, sin embargo, recibió un golpe imprevisto con la crisis económica de 1967, que afectó el tipo de cambio y, por ende, las importaciones.
Luego de una pausa, en 1974 otra gran poeta tomó la dirección nacional: con Blanca Varela se crearon la sociedad anónima y una bella librería en la calle Los Pinos, en Miraflores. Cuatro años después, con el viento soplando a favor, se adquirió el local emblemático, un viejo caserón inglés en la calle Berlín del mismo distrito. Varela permaneció al frente del Fondo por cerca de 25 años; por eso y por la trascendencia de su poesía la librería lleva su nombre.
Ya en los noventa comenzamos a impulsar nuestro propio programa editorial, con un catálogo que hoy cuenta con casi 200 títulos de autores como José María Arguedas, Jorge Eduardo Eielson, Emilio Adolfo Westphalen, Miguel Gutiérrez, Victoria Guerrero, Karina Pacheco, José Carlos Agüero, Rossella Di Paolo, Alonso Cueto, entre otros. Asimismo, a lo largo de los años vieron la luz nuevas librerías: entre estas, un recordado espacio en la calle Tarata nombrado ‘Magda Portal’; el espléndido local de la calle Esperanza que, lamentablemente, tuvo que cerrar sus puertas durante la pandemia del covid-19; y la librería ‘José María Arguedas’, ubicada en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Desde 2019 hemos dado un giro para modificar la política editorial con el objetivo de incentivar el acercamiento a nuestros lectores a partir de una significativa reducción de precios y la ampliación de nuestra oferta. Ello, sumado al propósito de contribuir a la educación y el diálogo en democracia, marcan el camino que seguiremos en el futuro próximo.
Historia del Fondo
El Fondo de Cultura Económica se distingue por ser una editorial de amplio criterio en la que los autores, hispanohablantes y de lenguas extranjeras, tienen oportunidad de exponer sus ideas con absoluto respeto a su libertad de expresión. Por ello, en el curso de los años se han publicado las obras de muchos y muy brillantes talentos, los cuales integran el catálogo siempre vigente del FCE, uno de los más ricos y variados de Iberoamérica.
La historia se remonta a 1934, cuando Daniel Cosío Villegas, uno de los más grandes intelectuales mexicanos del siglo XX, comprendió la necesidad de crear una biblioteca básica en español enfocada, ante todo, a los estudiantes de la recién fundada Escuela Nacional de Economía.
El FCE no fue concebido como empresa lucrativa, sino como institución de fomento cultural, y surgió gracias al apoyo financiero del Estado, en calidad de fideicomiso, con el fin de impulsar la cultura sin condicionarla ni censurarla. Pronto se formó una junta de gobierno y, desde su fundación, la empresa definió su destino, estableciendo una relación de mutuo respeto con el Estado. Desde sus inicios, los libros que ha publicado no tienen otra finalidad que la difusión del conocimiento.
Así, después de la colección de Economía, surgieron nuevas y variadas series que en un principio brindaron al público traducciones al español de lo más avanzado del saber universal. Durante los primeros 15 años de vida de la editorial, bajo la dirección de don Daniel, se publicaron 342 títulos comprendidos en las colecciones de Economía, Política y Derecho, Sociología, Historia, Tezontle, Filosofía, Antropología, Biblioteca Americana, Tierra Firme y Ciencia y Tecnología. Asimismo, en este lapso se empezaron a promover y publicar obras en lengua española, que vinieron a sumarse a las traducciones iniciales del catálogo de la editorial.
De 1948 a 1965 ocupó la dirección Arnaldo Orfila Reynal. Durante estos años se publicaron 891 títulos nuevos y se crearon siete colecciones: Breviarios; Lengua y Estudios Literarios; Arte Universal; Vida y Pensamiento de México; Psicología, Psiquiatría y Psicoanálisis, y la muy gustada Colección Popular. El patrimonio de la editorial crecía a pasos agigantados, haciendo sentir su presencia en la vida cultural de México e Iberoamérica.
El FCE aumentaba no sólo en número de colecciones y títulos, sino en redes de distribución, de modo que comenzó a incursionar en el extranjero, estableciendo sucursales en Buenos Aires en 1945, y en Santiago de Chile en 1954. El FCE llegó a Europa en 1963, al fundar en España su mayor sucursal.
En el periodo de 1965 a 1976 el FCE publicó 608 novedades y tuvo varios directores: de 1966 a 1970 Salvador Azuela dio continuidad a las colecciones ya existentes; de 1970 a 1972 Antonio Carrillo Flores dirigió con gran éxito la editorial; Francisco Javier Alejo creó la colección Archivo del Fondo durante su administración, de 1972 a 1974. Lo sucedió Guillermo Ramírez, quien durante el periodo 1974-1976 adquirió varias empresas para reforzar las tareas de impresión y encuadernación. De 1977 a 1982 ocupó la dirección José Luis Martínez, quien creó la colección Revistas Literarias Mexicanas Modernas y publicó 448 títulos nuevos. Jaime García Terrés encabezó la editorial de 1983 a 1988, añadiendo 12 colecciones y 1 397 títulos nuevos.
Como director, en 1989, Enrique González Pedrero reforzó la colección de Política y Derecho; en el periodo 1990 a noviembre de 2000 el FCE estuvo a cargo del licenciado Miguel de la Madrid H., quien, al implantar programas de modernización en las áreas productivas y administrativas de la editorial, logró incorporarla a las corrientes más avanzadas de la cultura, manteniendo a su vez el pluralismo y la apertura que la han caracterizado desde sus inicios.
En el periodo 1990-2000 se publicaron 2.300 novedades y casi 5.000 reimpresiones. Se lanzaron proyectos de cobertura internacional como el de Periolibros, en colaboración con la Unesco. Dicho proyecto consistió en la publicación, en forma de periódico, de obras de autores iberoamericanos de reconocida importancia, como César Vallejo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, Clarice Lispector y Gabriel García Márquez, entre otros. Los textos se incluyeron a manera de suplemento en los 20 periódicos que participaron en el convenio.
Se crearon dos colecciones de libros para niños y jóvenes: la muy exitosa A la Orilla del Viento, y Travesías, además de la serie Hijos de la Primavera. Vida y palabras de los indios de América. También, celebrando nuestro rico patrimonio histórico, se inició la colección de Códices Mexicanos y, recientemente, se lanzaron la colección Fondo 2000 y los audiolibros en la colección Entre Voces.
Por otro lado, custodiando una parte del acervo cultural de México y de Iberoamérica, el Fondo de Cultura Económica, en colaboración con la Unesco, se ha dedicó a resguardar el material bibliográfico, la obra gráfica y los manuscritos de escritores como Octavio Paz, Rosario Castellanos, Juan Rulfo y Carlos Pellicer, entre otros, en la colección Archivos.
Otro proyecto, en colaboración con el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa, consistió en poner al alcance de alumnos y maestros del Sistema Red Escolar de la Secretaría de Educación Pública algunos títulos de las colecciones La Ciencia para Todos, Fondo 2000, Breves Historias de la República Mexicana y Diccionarios.
Desde su fundación, el Fondo de Cultura Económica ha sabido que el libro es un objeto vivo y sensible a las transformaciones sociales. Es así como ha evolucionado junto con su entorno desde su surgimiento en 1934.
Por ello, no es exagerado decir que la historia cultural de Iberoamérica está inseparablemente ligada a la historia de esta casa editora. De hecho, ciertos fenómenos de la vida cultural de Iberoamérica son explicables por la repercusión de las ideas difundidas por el FCE. Para muchas generaciones de estudiantes y profesionales, esta casa ha sido fuente inagotable de conocimientos, ha satisfecho tanto sus necesidades técnicas como sus inquietudes intelectuales. EL FCE es la editorial de México y de Iberoamérica.
A lo largo de su vida, el FCE, además de cumplir con sus labores estrictamente editoriales, se ha interesado en otras actividades que lo han convertido en una empresa cultural de mayor variedad. Parte de esta expansión son sus publicaciones periódicas. La Gaceta, que se originó como boletín bibliográfico en 1954, es ya una revista mensual y fue galardonada con el Premio Nacional de Periodismo en 1987 y el Premio Caniem 98, como reconocimiento a su labor de difusión cultural.
El FCE es ejemplo de asimilación y aprovechamiento de las tendencias modernas que exigen prestar mayor atención a los procesos empresariales, sin desatender los antiguos valores editoriales que guiaron su fundación.
Consciente de que su presencia es cada vez más importante en el campo editorial nacional e internacional, el FCE se ha fijado metas de modernización guiándose por dos principios fundamentales: mantener el prestigio de la editorial como salvaguarda de la cultura iberoamericana, y estar abierto a cualquier corriente de promoción de la cultura.
La creación de un avanzado sistema de información para atender las necesidades del manejo de información de todas las áreas de la editorial muestra cómo la tecnología puede ponerse al servicio de la cultura; se introdujeron sistemas de vanguardia en el área de edición para acelerar sus procesos.
Además de su casa matriz, el FCE ha establecido nueve filiales con el fin de ampliar el alcance de sus libros en el mundo.
Actualmente es dirigida por Paco Ignacio Taibo II.